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ACUÑA Y GUZMAN: LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

Presente y futuro de los recientemente excluidos candidatos y de sus agrupaciones políticas.

RICARDO LITUMA MUÑOZ

Publicado: 2016-03-10


Como mencionaba en un artículo escrito hace unos días (Ver: http://zoonpolitikon-ricardolituma.lamula.pe/2016/03/04/moviendo-el-tablero-electoral/zoompolitikon/), la lógica suponía que el Jurado Nacional de Elecciones declararía infundadas las apelaciones presentadas contra la resolución del Jurado Electoral especial Lima Centro N° 019 que declaró improcedente la inscripción de la plancha presidencial presentada por el Partido Todos por el Perú y la N° 024 que excluía de la fórmula presidencial del Partido Alianza para el Progreso del Perú a Cesar Acuña.

Más allá de las discusiones sobre el fundamento legal de las resoluciones que confirmaron la salida de ambos candidatos de la contienda electoral, lo cierto es que a partir de la fecha, empezará la batalla de los candidatos restantes por captura para si ese importante caudal electoral que representaba la intención de votos de Julio Guzmán y Cesar Acuña.

Quiero ocuparme sin embargo de comentar las reacciones de los ahora ex candidatos antes citados y analizar cuáles son sus perspectivas en el futuro dentro del escenario político nacional.

Cesar Acuña y Alianza para el Progreso

Cesar Acuña, es en principio, el más agradecido con su salida. Su figura había sido objeto de cuantiosas denuncias, algunas probadas y otras no del todo, que habían hecho mella en la imagen y credibilidad del candidato.

Es muy probable que Cesar Acuña y sus asesores pensaran, con el aparecimiento de las primeras denuncias, que estas no le harían mucha mella, pues su nicho electoral estaba principalmente en los sectores C, D y E; sectores (sobre todo los dos últimos) con menor acceso a la información y más preocupados en el día a día como para prestar atención a la supuesta “campaña de desprestigio” en contra del “candidato de los pobres”.

Sin embargo la gran cantidad de denuncias presentadas, fundamentalmente vinculadas al plagio de sus tesis de maestría y doctorado así como a la apropiación grosera de la autoría de un libro (todas ellas suficientemente fundamentadas), terminaron por destruir la imagen de “peruano emprendedor” y empresario preocupado por la educación, surgido a base de esfuerzo y “estudios”, para convertirlo ante su propio nicho electoral en el “Pepe el vivo”, capaz de cualquier cosa (incluyendo recurrir a la ilegalidad) para conseguir sus objetivos; en un “fraude”, pues el mito de su esfuerzo educativo como base de sus logros fue obtenido “engañando” y “robando”. Además, su capacidad intelectual para dirigir los destinos de la nación se ponía en tela de juicio cada vez que era requerido para expresar una opinión o concepto, incluso sobre temas mínimos.

Todos estos hechos, aunque no podían ser utilizados para sacarlo de la carrera electoral, habían supuesto una tendencia negativa irreversible en su intención de voto. Corría peligro inclusive, de no llegar a pasar la valla electoral, pero retirase de la contienda no era una alternativa. Necesitaba un “milagro”.

El “milagro” se ha dado a través de la reciente resolución del JNE que lo ha sacado de carrera por infringir la prohibición de entregar dinero en campaña electoral. Esta prohibición que es sancionada con la exclusión en las recientes modificaciones a la legislación de la materia y entradas en vigencia luego de la convocatoria a elecciones Generales, le ha permitido disfrazar su fracaso “acusando” una separación irregular, producto de un cambio en las reglas del juego que no podían ser aplicadas a su caso. Finalmente Cesar Acuña no era excluido como candidato por “narcotraficante”, “corrupto” o “ladrón”, era excluido por ser “solidario”.

Más allá de los inverosímiles argumentos de Acuña, lo cierto es que es poco probable que el líder de Alianza para el Progreso pueda ser candidato presidencial nuevamente. La veracidad de muchas de las actuales denuncias probablemente terminara siendo confirmadas y lo marcaran definitivamente. El reto ahora es poder superar, sin contar con plancha presidencial, la valla electoral a través de sus listas parlamentarias.

Sin embargo el reto en el mediano y largo plazo, será el de hallar un sucesor para el líder y fundador del partido, que sea “presidenciable” y les permita aparecer como opción sólida para llegar al poder en el 2021. Por ahora no parecen tenerlo, pero tienen una organización política (la de mayor crecimiento a nivel nacional en los últimos años), diversas autoridades regionales y locales que estarán vigentes en sus cargos en los próximos años y, sobre todo, recursos económicos para poder intentarlo.

Julio Guzmán y Todos por el Perú

Julio Guzmán, por el contrario, debe estar lamentando que tecnicismos legales, puedan estarle haciendo perder la oportunidad de su vida, pues la coyuntura en la que surgió su candidatura difícilmente se repetirá.

Por ello, ha declarado que seguirá en la lucha por que se admita su candidatura y no ha dudado de insinuar un “fraude electoral” y señalar que la “democracia corre peligro” si ello no sucede. Opiniones que considero no tienen fundamento, son desproporcionadas y tienen como intención final ejercer presión en el JNE. Sin embargo creo que su suerte está echada ya.

Julio Guzmán se había proclamado tempranamente como el “Outsider” de la campaña presidencial; dicha condición fue puesta en duda (inclusive por el autor del artículo). Nadie se auto titula como tal, pues es el electorado quien lo hace, y menos con tanta anticipación.

Pero una interesante y eficaz campaña en redes sociales le permitió rápidamente salir del rubro “otros”, hacerlo visible para el gran público y conseguir espacios en los medios de comunicación masiva. Ello, unido al trabajo silencioso que había venido haciendo en diferentes partes del país, generó la aparición de la ya conocida “Ola Morada”, la legión de “Guzmanlovers” que defendía a su líder de los ataques a los que empezó a ser objeto.

Julio Guzmán se constituyó en la “novedad” que todos los estudios de opinión revelaban como interés primordial de los electores. Su falta de pasado político lo ayudaba para ello; Además su perfil de “tecnócrata” de discurso sencillo era de fácil recepción para los jóvenes y su particular “ubicuidad” lo situaban a la “derecha” o “izquierda” según el gusto del cliente.

Nada parecía hacerle daño, empezó a recibir ataques de todo tipo pero su intención de voto solo iba en tendencia ascendente. Sin embargo irregularidades administrativas en los procesos de democracia interna que llevaron a su elección como candidato han terminado por sacarlo fuera de la carrera.

Es probable que, para la percepción de sus simpatizantes y gran parte de la población, Julio Guzmán si haya sido convertido en víctima de un complot para sacarlo de campaña y que, es precisamente esa condición, la que lo pone en una situación expectante para los próximos comicios. Podría repetirse una situación parecida a la de Ollanta Humala pero con un candidato que no representa los extremos que se temían con el actual presidente; pero ello no es así.

La condición para la invalidez de la candidatura de Guzmán determinada por el JNE es la misma para sus listas parlamentarias; motivo por el cual la inscripción de muchas de ellas habían sido ya declaradas improcedentes y podrían caerse otras más.

De quedar finalmente inscritas algunas de ellas, estas correrán sin la locomotora (la plancha presidencial) que las arrastre. No tienen además mayores figuras conocidas que ayuden en el propósito y, en tal condición parece oscuro el camino para obtener una representación parlamentaria que le sirva de caja de resonancia (como sucedió en el caso de Ollanta Humala) para los 5 años que se avecinan antes de la siguiente elección presidencial.

Todos por el Perú no tiene autoridades políticas en ejercicio y podría no obtenerlas en estas elecciones. Así las cosas y desparecida la condición de “novedad” de su candidato, el reto de mantenerse vigente en el escenario político nacional es enorme. Queda entonces abierta la duda de si estarán a la altura de las circunstancias. Así como una golondrina no hace un verano, haber parecido “presidenciable” en esta oportunidad no le asegura a Guzmán que lo sea para la próxima.


Escrito por

Zoon Politikón

Por Ricardo Lituma Muñoz. Abogado, idealista (¿o iluso?) creyente de las posibilidades de adecentar la política y el servicio público.


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