GONZÁLEZ-OLAECHEA Y LOS MISTERIOS DEL ORINOCO
El Orinoco es un río venezolano, el segundo más largo de Sudamérica y el tercero en el mundo en extensión, superado solo por el Amazonas, en este continente y luego por el Congo, a escala planetaria.
Bueno, eso en cuanto al río…
La frase “son misterios del Orinoco, que no sabes tú ni yo tampoco” es una frase que alude a la ignorancia de uno mismo sobre un tema y a la suposición de la, también ignorancia sobre ello, de nuestro interlocutor.
La sorpresiva salida del Canciller Javier González-Olaechea del Gabinete presidido por Gustavo Adrianzén, hasta el momento, encaja perfectamente en la aludida frase, pues se trataba de un de los ministros favoritos del Congreso de la República, el principal aliado y soporte del gobierno de Dina Boluarte; motivo por el cual no había ninguna presión para su cese en el cargo.
Sobre la relación de la salida de González-Olaechea y su gestión al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, en esencia, las opiniones de los diversos internacionalistas que se han publicado recientemente coinciden: Nadie discrepa con el fondo sino con la forma. La posición frente al problema de Venezuela fue la correcta; sin embargo, sus formas no fueron las mejores, alejándose en ello de la reconocida tradición diplomática peruana.
Añádase a ello, que también tuvo algunos deslices con las embajadas de Francia, la Unión Europea y Canadá.
Sin embargo, si esos detalles y la posibilidad de nuevos deslices con ocasión de la próxima reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se realizará en Perú fueron el determinante de su salida no queda tan claro.
Desde otra perspectiva, algunas voces especulan, por el contrario, que la salida se debió a celos de Adrianzén por el protagonismo que estaba logrando el renunciante Canciller y que podría crecer con la reunión antes mencionada.
En el país de los ciegos, un tuerto puede ser rey. Gustavo Adrianzén viene mostrando una gestión bastante deslucida en el cargo, pero parece tener aun algunas “armas” para hacer que Dina Boluarte lo mantenga en él (aunque el Premier se empeñe en comprar todos los boletos para ganarse la salida). No obstante, llegado el caso, la necesidad de mantenerlo como opción al “peor es nada” se acrecienta si se elimina al único “tuerto” del gabinete.
Otras voces sugieren que su posición tan frontal respecto al tema de Venezuela también lo complicaba de cara a los deseos y posturas sobre el particular del, para muchos y a raíz de las recientes publicaciones periodísticas, “protegido” del Gobierno de Boluarte (Vladimir Cerrón).
Lo antes mencionado no parecería tener mucho fundamento. Hoy en día Boluarte es sostenida, en su mayoría, por partidos con un discurso abiertamente enemigo del régimen del Dictador Maduro en Venezuela. Las deudas o “anticuchos” con Cerrón no pasarían entonces por las posiciones ideológicas y correrían por otra vía mucho más “terrenal” (como lo es también el apoyo que recibe la Presidenta por parte de las bancadas en el Congreso de la República).
Los más idealistas, por el contrario, preferirían pensar que Gonzales Olaechea (probablemente con aspiraciones políticas dada su reciente afiliación al Partido Popular Cristiano) terminó alejándose del gobierno por no estar dispuesto a ser cómplice y tragarse tremendo “sapo” de proteger y mantener a Juan José Santiváñez en el cargo de Ministro del Interior; un ministro con severísimos cuestionamientos que deberían ser investigados y por el que cualquier otro gobierno, en circunstancias normales, hace rato hubiera cesado ya en el cargo.
Como se ve, hay varias teorías sobre su salida pero ninguna comprobada. Por ahora, el caso González-Olaechea, signado por el destino con nuestro hermano país sudamericano, seguirá dentro de los misterios de famoso rio venezolano.